El ‘Big Data’, ese concepto que surgió de forma algo indefinida y con el que los medios tradicionales aun pelean para terminar de comprenderlo, es ya una realidad de nuestro tiempo ante la que debemos estar atentos, al menos, en lo que respecta a nuestra privacidad. Y es que, si bien su uso correcto puede impulsar la tecnología y avances de cualquier sociedad de forma sorprendentemente efectiva, un mal uso puede acabar con algunos datos personales pertenecientes a nuestra vida o actividad privada hechos públicos o aprovechados con los fines erróneos. Por eso, en este artículo analizamos, desde el punto de vista de la privacidad, este nuevo y revolucionario fenómeno.

Empecemos por lo básico: ¿qué es el ‘Big Data’?. El ‘Big Data’, conocido también como la revolución de los datos masivos, es un concepto que hace referencia a la manipulación, dentro del sector de la tecnología y la comunicación, de grandes conjuntos de datos. Y cuando decimos grandes conjuntos de datos, queremos decir conjuntos realmente grandes, tanto, que superan las capacidades del software tradicional para su manejo y que arrojan conclusiones o resultados aplicables en muchos casos a nivel mundial.

Otra buena pregunta sería la de qué podemos hacer con ese ‘Big Data’, aunque hay muchas respuestas para ella: desde obtener conclusiones de gran valor sobre la expansión o el tratamiento de ciertas enfermedades hasta ofrecer a un posible cliente la cobertura del seguro de su coche más acorde a su trayectoria personal y perfil socio económico con un mínimo margen de error. Con el ‘Big Data’ se podría, por así  decirlo, trazar una trayectoria de cuál será nuestro comportamiento futuro teniendo en cuenta cuál ha sido nuestro comportamiento pasado y el de los que nos rodean.

Lógicamente, ahora es cuando debemos hablar de la privacidad, porque ahora es cuando nos preguntamos qué datos son esos con los que trabajan y de dónde los obtienen. Primero, debemos decir que esos datos no son sólo procedentes de los seres humanos, sino que también hay miles de máquinas  cuyo objetivo es el de obtener datos permanentemente a materias como la climatología, contaminación, optimización de procesos, y un amplio etcétera. Pero sí hay datos humanos, claro, y estos se obtienen de todas partes: de nuestro uso de las redes sociales, el transporte público, nuestro consumo televisivo, nuestras citas médicas, gastos, ingresos, compras, descargas, y de nuevo, otro amplio etcétera. No se comete ninguna infracción por recopilar estos datos y, como hemos dicho antes, su uso puede ser beneficioso para todos, pero eso sí, siempre que se tengan en cuenta algunas condiciones o normas comunes acordes al sentido común y el respeto por la privacidad ajena. En Firma-e consideramos que algunos puntos innegociables deberían ser los siguientes:

-Tener en cuenta siempre que la privacidad de los datos debe ser una prioridad antes de comenzar la toma de decisiones que conlleva cualquier proceso de análisis.

–Anonimización de los datos personales. Convertirlos en datos asépticos, eliminando cualquier referencia a la persona y otras condiciones similares. Nunca publicar datos personales, sólo estadísticas

–Seguridad de los datos. Esa gran base de datos mundial tiene un gran valor tanto en las manos adecuadas como en las equivocadas, por lo que los encargados de su gestión deben tener la seguridad como otra de sus grandes prioridades

Estas son, como se puede comprobar, unas líneas sencillas de seguir y que, de hecho, ya se siguen en el trabajo con el ‘Big Data’. Además, los ciudadanos estamos protegidos por leyes como la Ley de Protección de Datos y algunos organismos públicos y seguro que estaremos atentos ante cualquier novedad respecto a este tema.

Lo más importante, en definitiva, es que teniendo en cuenta el respeto a la privacidad, el ‘Big Data’ puede convertirse en una de las grandes innovaciones de nuestro tiempo.